Quizás cueste imaginarse una canción con sones de folklore andino en violín, pero te aseguro que esta melodía es tan dulce que te vas a enamorar al instante.
En una tonalidad y velocidad súper accesibles, el encanto de esta canción está en el compás de 6/8 y la subdivisión ternaria. Una buena chance para que salgas de la típica cuenta en 4 que te deja siempre dentro de la zona de comfort, y empieces a sentir la cadencia del maravilloso 6/8. Un estudio que además de tocar la melodía te propone trabajar tresillos, escalas y arpegios en primera posición.
¡No te la pierdas y sumala a tu respertorio!